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Reinventar tradiciones navideñas tras el divorcio

Uno de los mayores desafíos a los que se enfrentan las personas en su nueva etapa de vida tras el divorcio es la de superar festividades asociadas a la familia y conseguir llenarlas de sentido y de alegría a pesar del cambio en su situación familiar.

La más representativa de estas fechas es la época navideña, una etapa en el calendario familiar que habitualmente está cargada de tradiciones. Estas pueden ser heredadas por generaciones o de “nueva creación”; pero tengan el origen que tengan, una vez pasado el divorcio es necesario hacerles una revisión y preguntarse cuáles de estas tradiciones seguirán acompañando nuestra vida y la de nuestros hijos.

Ante la premisa de que la vida supone un cambio constante, no solo en el contexto del divorcio, según la escritora norteamericana Kristin Tennant  el acercamiento más saludable con respecto a las vacaciones navideñas consiste en mantener un equilibrio entre agarrarse a tradiciones fuertemente arraigadas y permitir el flujo constante de nuevas formas de celebrar las fiestas.

Tennant   propone algunos consejos para superar esta etapa y encontrar la nueva manera de celebrar la navidad post-divorcio:

Determinar qué tradiciones son las más importantes para uno y planificar la manera de mantenerlas en las actuales fechas. Cuando uno está divorciado y tiene hijos es muy probable que se pase menos tiempo con ellos que en anteriores ocasiones, por lo que es evidente que no podremos hacer todo lo que acostumbrábamos y que toca reducir el número de las actividades habituales.

Hablar con los niños y con miembros de la familia acerca de antiguas tradiciones familiares que ya no se llevan necesariamente a cabo. Cuando no se tiene la oportunidad de realizar todas las actividades que habitualmente se hacían, puede ser una buena idea crear una “velada de recuerdos”, en la que, reunidos un ratito con la familia, se cuenten recuerdos de tradiciones familiares de las diferentes generaciones, anécdotas, acontecimientos entrañables, etc. esta es una fantástica manera de conocer y vivir un poquito de esas tradiciones, sin tener que llevarlas a cabo todas.

Pensar en nuevas actividades que llevar a cabo que harán estas particulares vacaciones especiales y que se ajusten a la actual situación familiar (edad de los chicos, presupuesto, horarios, etc.). A lo mejor estas actividades se convierten en tradiciones o a lo mejor no. Lo importante es romper con el esquema de rituales que se hacen porque sí, abriendo las puertas a otras ideas y posibilidades.

Dotar a la época de sentido a nivel personal. Buscar pequeñas actividades que dan sentido y contenido a la época navideña y que no dependen de factores externos ni de terceras personas, como hacer algún proyecto de manualidades, un poquito cada día, o preparar regalos para los amigos y familiares; o probar recetas navideñas. Todo ello se puede hacer, independientemente de que estemos solos o acompañados, en nuestra casa o de viaje.

Centrarse en dar a los demás y encontrar nuevas maneras de hacerlo. La navidad ha estado siempre muy asociada a lo que se quiere y lo que se pide, empezando por la lista de regalos. Esta es una buena oportunidad de, como adultos, reflexionar acerca de lo que se puede y se quiere dar a los demás. Desde haciendo actividades en durante las vacaciones con los hijos, entregando alimentos y regalos a las organizaciones que los distribuyen a personas necesitadas, hasta meditar de manera más profunda acerca de qué sentimientos se quieren compartir con las personas que nos rodean por estas fechas.

Todas las nuevas situaciones constituyen retos en la vida y la Navidad después del divorcio representa uno de esos grandes desafíos.

 

http://www.feriadeldivorcio.com/2011/12/20/reinventar-tradiciones-navidenas-tras-el-divorc/

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