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La chocante verdad del 30% de las mujeres divorciadas

Muchas mujeres reconocen que en el momento en el que estaban dando el sí sabían a ciencia cierta que el hombre al que estaban aceptando como esposo no era la persona correcta, que su matrimonio no funcionaría. Y sin embargo, siguieron adelante con la relación y con la boda, para terminar finalmente teniendo que enfrentarse a un divorcio, unas antes y otras después.

Este hecho fue reconocido y estudiado por Jennifer Gauvain y Anne Milford en su libro “How not to marry the wrong guy” (Cómo no casarse con el hombre equivocado). Tras años de experiencia profesional y personal identificando que una buena parte de las mujeres mantiene relaciones que sabe equivocadas, hicieron una investigación para escribir su libro que concluyó con el siguiente resultado: el 30% de las mujeres que se divorcian saben en el momento de casarse que lo hacen con el hombre equivocado.

En el ámbito de las relaciones, se utiliza frecuentemente el término “red flags” (banderas rojas), refiriéndose a aquellas señales que nos alertan de que algo no funciona. En el caso de este 30% de mujeres, serían todas aquellas cosas que les indicaron que ni ese era el hombre con el que querían compartir su vida, ni ellas realmente querían esa relación.

Pero, ¿es que es difícil reconocer esas señales que nos alertan de que estamos yendo en una dirección equivocada? Los especialistas, terapeutas y coaches, coinciden en la visión de que las señales en general son fáciles de ver y sentir, que el problema radica en la respuesta que damos a dichas señales, en el no querer tomar la decisión de actuar en consecuencia. En vez de ello, en muchas ocasiones preferimos mirar hacia otro lado o ponernos unas oscuras gafas de sol, o hacer ruido para no prestar atención a lo que inevitablemente nos llevaría a tener que tomar una decisión que no queremos.

Algunos de los motivos que enumeran las autoras por los que mujeres dan el paso de casarse a pesar de las advertencias de su intuición y de las señales de alarma son la presión de la edad, del reloj biológico; la esperanza de que el matrimonio automáticamente hará que las cosas sean mejores; la creencia de que es la última oportunidad de casarse, que ya no habrá más; o la perspectiva de que si no funciona siempre existe la salida del divorcio. Y detrás de todos estos motivos se escondía la misma creencia: que estarían mejor mal casadas que solas.

Ante este fenómeno la respuesta de Gauvin y Milford es animar a las mujeres a no dejar que el miedo les haga mantenerse en una relación y mucho menos casarse con alguien con quien no quieren estar, con quien no hay química, con quien no ven un futuro común.

Además, de la investigación de las autoras se puede derivar una sorprendente consecuencia: si las mujeres siguiesen sus instintos y no tuvieran miedo a actuar en consecuencia habría 30% menos divorcios.

http://www.feriadeldivorcio.com/2011/12/29/la-chocante-verdad-del-30-de-las-mujeres-divorciadas/

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