Cómo sobrevivir San Valentín después del divorcio
Aunque muchos lo podamos entender como un día de lo más comercial, no cabe duda de que San Valentín, después de un divorcio, remueve sentimientos. En vez de verlo como un obstáculo o molestia, lo podemos convertir en una oportunidad.
Un día como hoy puede parecer para muchos recién separados o divorciados una verdadera tortura, un motivo para rememorar recuerdos que, ya sean románticos o dolorosos, revuelven el caos emocional que suele primar en el primer año después de una ruptura.
Sin embargo, si ya has sido capaz de superar esa primera etapa del duelo, puede ser el momento de mirar hacia delante y empezar a abrir tu corazón a la posibilidad de que sí es posible encontrar a una nueva persona que te acompañe en tu camino, una persona con la que reír, con la que llorar y con la que sanar las heridas y poner en práctica las lecciones aprendidas en anteriores relaciones.
Si sientes que esta chispita vuelve a estar encendida, si has notado que ya miras con ternura cuando una parejita se da la mano y se lanza una mirada cómplice, si empiezas a sentir que las experiencias, de a dos, son más ricas y enriquecedoras, aprovecha el día de hoy para hacer un “pedido”.
Si aún no le has “echado el ojo” a nadie en particular, puedes hacer lo siguiente y probar a ver qué pasa:
Coge un papel y pinta la silueta de la persona que quieras entre en tu vida (hombre o mujer);
A lo largo de la silueta y también por dentro escribe todas las características que esa persona debería tener, desde las más trascendentales hasta las más banales;
Léelo varias veces y complementa con más cualidades que se te vayan ocurriendo;
Haz con el papel algo especial: pintarlo y enmarcarlo, ponerle perfume y meterlo en tu ropero, salir afuera y quemarlo pensando en lo que escribiste y pintaste… cualquier técnica es válida con tal de que tú la disfrutes y te haga sentirte bien.
Aunque esto suene a brujería o a superstición, en realidad tiene mucho de psicología “de la buena”. El motivo por el que esta técnica suele funcionar es porque se basa en tres principios válidos:
La conciencia – El ser sincero con uno mismo, el reconocer las necesidades y los deseos, el identificar emociones, todo ello es un proceso muy sano que representa un excelente punto de partida para cualquier acción, porque se crea una predisposición positiva. El poder verbalizar “deseo que una persona entre en mi vida y ha de tener estas características”, nos da el poder de decidir lo que queremos y lo que no queremos.
El fijar objetivos – Del mismo modo que si no nos pusiéramos un destino, al salir de nuestra puerta no sabríamos a dónde ir; si no nos marcamos objetivos claros, concretos y mesurables será difícil dotar de sentido a nuestra vida. Marcarnos objetivos en la vida y en el amor es primordial para poder constatar que alcanzamos nuestras metas y nuestros sueños; para eliminar la percepción de que “las cosas pasan” y que somos víctimas de las circunstancias; y para sentirnos orgullosos de nuestros logros y agradecidos con nosotros y con nuestra vida.
El actuar – Todas nuestras acciones, lo que hacemos y lo que no hacemos, tienen consecuencias. .Asumir un papel proactivo, despertar nuestra iniciativa, nos hace tomar las riendas de nuestra vida y de nuestro destino.
http://www.feriadeldivorcio.com/2012/02/14/como-sobrevivir-san-valentin-despues-del-divorcio/
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