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Las siete causas de los divorcios actuales

Que un matrimonio sea cosa de tres -como dijo Lady Di en su día- sigue siendo el motivo más habitual de las rupturas. Pero hay otras causas, derivadas de la forma de vida actual que también conducen a la separación. Entre las siete que detallamos, las tecnológicas, familiares e incluso otras que radican en la búsqueda de una espiritualidad diferente.

‘Smartphones’ delatores
Mucho cuidado, porque pueden convertirse en espías que llevamos en el bolsillo. Los ‘gadgets’ y las nuevas tecnologías pueden jugar malas pasadas. El abogado matrimonialista Sergio Domínguez recuerda el caso de una clienta mexicana que oyó lo que no debía. «Hablaba con su marido por teléfono y se despidieron. Él se había comprado un ‘smartphone’ de los que se apagan pasando el dedo por encima. Creyendo que había colgado, se lo guardó. Después había quedado con una amiga íntima. Cuando volvió a cogerlo, el teléfono estaba caliente». Quizá porque su mujer, al otro lado, echaba humo. Fue el principio del divorcio.
Cuando la mascota es el rey de la casa
Determinados animales pueden convertirse en el mejor amigo del hombre, pero también en un engorro para el matrimonio. Sobre todo, en casos como el que explica Ángel Palomino, director del bufete de abogados Palomino Bueno, de Madrid. «Recuerdo una demanda de divorcio que presentó una mujer cuyo marido era adiestrador de delfines. Se comunicaba con ellos por medio de silbidos, y en casa utilizaba el mismo sistema con sus hijos y su mujer. Por supuesto, esta no lo aguantó». No hace falta tener un delfín para verse envuelto en situaciones así. Según la psicóloga Mª Jesús Comellas, la relación que en ocasiones se desarrolla con las mascotas, como los perros, puede llegar a ser de carácter paterno-filial. «Se tiende a humanizar el animal, a pensar que nos entiende y que nos escucha, cuando en realidad no es así. En consecuencia, acaba invadiendo nuestro espacio vital, y luego cuesta mucho sacarlo. Esto interfiere en la vida sentimental. Hay que saber poner cada cosa en su sitio», explica. «Se han producido casos en los que se ha pretendido establecer régimen de visitas para perros, y juicios destinados a obtener su guardia y custodia», añade Palomino.
Demasiadas suegras
Dicen que madres no hay más que una. Pues lo mismo debería pasar con las suegras. Porque Yolanda se encontró con tres, lo que hizo saltar por los aires su matrimonio. «Al principio pensé que podría con la carga que llevaba: tres hijos de dos matrimonios diferentes, uno de 11, otra de seis y otro de un añito. Pero con lo que no contaba es con que tendría, además, tres suegras». Concretamente, la madre del que fue su marido durante dos años y las abuelas maternas de los tres retoños. Este tipo de situación es cada vez más frecuente en España, pues a tenor de cifras hechas públicas por el INE, a comienzos de 2013 vivían en nuestro país 234.587 familias en las que al menos uno de los miembros de la pareja tenía hijos de una relación anterior, representando el 3,6% de los hogares formados por pareja e hijos. Según el Instituto de Estadística de Cataluña, la incidencia de divorcios en los ‘recasados’ es aún mayor que en los que se estrenan.
A menos Facebook, mejor matrimonio
«Era una relación a distancia. Todo iba bien hasta que empezó a vigilarme por Facebook… Un día le escribió a un conocido para preguntarle qué relación tenía conmigo. Fue la gota que colmó el vaso y rompí con él». Que las redes sociales pueden afectar a la pareja no es una impresión, ni un caso aislado como el de María, cantante madrileña de 30 años. Es, también, la conclusión a la que ha llegado Pilar Cunchillos con los casos que han pasado por su despacho: «Es por el poder que dan a la hora de contactar con terceras personas y relacionarte. Son una nueva forma de causa para la ruptura». Lo confirma el resultado de un estudio llevado a cabo por la Universidad Pontificia Católica de Chile y la de Boston en sus regiones: un 20% más de perfiles en Facebook se asocia con un aumento de los divorcios de hasta el 4,32%. Y siguiendo las mismas encuestas, quien carece de cuenta en esta red social es un 11% más feliz en su matrimonio que aquel que tiene una fuerte dependencia de la misma, lo que se traduce en que la consulta, al menos, una vez cada hora.
La espiritualidad llevada al extremo
La catalana Mercedes C. siempre supo que su marido tenía un punto espiritual, pero nunca pensó que un día el alto ejecutivo de una empresa de transporte marítimo con el que llevaba cinco años casada le diría que quería hacerse monje budista. «Cuando el budismo se puso de moda con tanto actor convertido, empezó a irse de retiro una semana de vez en cuando, lo cual a mí me sabía a cuerno quemado, porque me dejaba sola con la niña. Además, viajaba mucho y apenas pasaba tiempo con nosotras». Antes, su ex había vivido en diferentes países asiáticos y africanos. La abogada matrimonialista Pilar Cunchillos, con 35 años de trayectoria, advierte: «Residir en diferentes ciudades por cuestiones laborales, algo cada vez más frecuente, obliga a buscar una nueva forma de estructurar la vida de la pareja. Sobre todo cuando hay hijos, con frecuencia también se convierte en causa de ruptura».
La higiene, causa eterna
La halitosis, principal inhibidor físico de la líbido según informes recientes, es una causa de ruptura muy antigua. Igual que la higiene personal. Lo que llama la atención, por tanto, es que hoy en día ambas continúen acabando con gran número de parejas. De hecho, en Gran Bretaña la falta de jabón es el primer motivo de divorcio, seguido de la nula cooperación en las labores domésticas. Aquí, en España, Isabel M., enfermera de 62 años, se separó de su marido porque «era muy dejado». «Me molestaba hasta cómo tiraba de la cadena», remata.
El lujo no compartido
Una segunda residencia en la playa o la montaña, joyas, cenas en los mejores restaurantes y, por supuesto, un todoterreno cuanto más grande, mejor. El ‘boom’ económico de la España precrisis, con dinero a espuertas en bolsillos que nunca habían estado tan llenos, provocó rupturas porque alguno de los miembros de la pareja no se adaptó a su nueva situación. Y ante los abogados se han esgrimido causas como esta: «Lo que más molestaba a la esposa era que él no le permitía tocar su todoterreno de lujo, tres veces mayor que el utilitario de ella».

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