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Las 4 principales razones para el divorcio de veinteañeras

En un reciente artículo de Joelle Caputa para el Huffington Post, la escritora y bloggera británica explica los motivos que según su opinión llevan a mujeres de veintitantos a divorciarse. La autora comienza su artículo con un punto de ironía y humor,  recordando a las mujeres jóvenes  que se encuentren actualmente sumergidas en una crisis matrimonial que “deberían estar agradecidas a Kim Kardashian”, puesto que gracias a ellas sus madres tienen algo más que analizar que la historia de la propia hija.

Caputa afirma que el divorcio en esta etapa de la vida es horroroso y que detrás de cada una de estas mujeres hay una “pequeña niña asustada preguntándose cómo pudo convertirse su cuento de hadas en un fracaso”. A través de entrevistas llevadas a cabo para su libro “Trash the Dress: Stories of Celebrating Divorce in your 20s”, la autora identifica algunos temas que se repiten entre las entrevistadas. Mientras que los motivos que finalmente llevan a la ruptura de la relación son diversos, Caputa encuentra una motivación similar entre algunas de estas mujeres que se casan a punto de cumplir los 30.

Comodidad – Cuando se mantiene una cómoda y estable relación de años estando en torno a los veinte el siguiente paso es casarse, aunque el amor no sea el principal motor y se anteponga la comodidad y estabilidad.

Decepción amorosa previa – Cuando una mujer ha tenido una fuerte decepción en una relación anterior, con su primer amor por ejemplo, puede tender a pensar que da igual con quién se case y que es mejor optar por algo seguro.

Esperanza de cambiar cosas a través del matrimonio – Algunas mujeres se casan con la expectativa de que su vida, la de su marido o partes de la personalidad de alguno de ellos cambie por el mero hecho de casarse.

Baja autoestima – El no sentir el valor de la propia persona es uno de las factores que destaca Caputa como motivo para casarse, el convencimiento de que no merecerse algo mejor.

Algunas mujeres, de acuerdo a los testimonios recogidos por la escritora así como a su propia vivencia, sienten la duda acerca de si estarán realmente haciendo lo correcto y la mayoría de sus entrevistadas coinciden en que posteriormente reconocen los signos de lo que les llevó erróneamente al matrimonio; y añade que algunas de ellas “tenían indicios de que sus matrimonios no debían ser y los consumaron igualmente”. Otras estaban locamente enamoradas.  Y concluye que “lo que todas tenían en común era que el final de su matrimonio se convirtió en el comienzo del resto de sus vidas como mujeres fuertes, independientes y de éxito.”

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