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La gente ya no espera a que termine la crisis para divorciarse

Según los sociólogos, la costumbre a lo imprevisible y el cambio de mentalidad en las relaciones pesan más que la crisis económica en los divorcios y separaciones.  Las rupturas matrimoniales aumentaron casi un 4% tras cuatro años a la baja

La crisis ha dejado de ser un freno para evitar las rupturas matrimoniales. En 2010, los españoles se divorciaron más que en años anteriores (aumentaron un 4,7%, según el INE),rompiendo así la tendencia a la baja que había desde el 2007, con el inicio de la crisis económica.

Fernando Gil, profesor de Sociología y Comunicación de la Universidad de Salamanca, señala un aumento progresivo de los divorcios en España ligado a un cambio en la manera de entender las relaciones y alimentado por un comportamiento social acostumbrado a lo imprevisible.

Cambio de mentalidad

«Es cierto que en las crisis la gente suele divorciarse menos», indica el sociólogo, «pero también existe una tendencia estructural de fondo en la sociedad: ya no se entiende el amor y la pareja como se entendía tradicionalmente», matiza.

Ya no estamos tan dispuestos al sacrificio en una relaciónLas funciones reproductiva y sexual ya no van juntas en la sociedad actual, y el «individualismo» es un factor cultural de peso, «invertimos muchos recursos en nosotros mismos», apunta Gil.

Además, existen otros factores que explican el desgaste en el matrimonio. Por un lado, «la frecuencia en las relaciones sexuales en la pareja disminuye al cabo de unos años», señala este experto. Por otra parte, está la búsqueda de nuevas experiencias para el enriquecimiento personal.

Es lo que este sociólogo denomina «monogamia sucesiva»: cambiar de pareja según vayan aportando cosas nuevas, «ya no estamos tan dispuestos al sacrificio», dice. Según Gil, este cambio de mentalidad en la sociedad española provoca que los divorcios vayan en aumento cada vez más, «aunque en España todavía pesen algunos prejuicios», matiza.

La crisis no lo explica todo

A pesar de que la crisis económica fue una de las causas principales que provocó que no hubiese tantos divorcios desde 2007, las emociones influyen más a la hora de las rupturas matrimoniales. «En un matrimonio, las emociones son muy fuertes, y la gente no puede esperar a que termine la crisis para divorciarse», indica Gil.

Este experto argumenta que las parejas se han acostumbrado al sentimiento de inestabilidad que produce la crisis y han dejado de verla como un motivo para aplazar la decisión de divorciarse. Según Gil, «estamos en una sociedad del cambio en la que todo se mueve tan rápido que es imposible predecir las cosas, de ahí que las vidas en pareja sean también más inestables».

Para este sociólogo, los efectos de la crisis en la sociedad están sobredimensionados: «La crisis explica muchas cosas, pero no hace que la gente se lo piense todo por el factor económico», concluye.

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