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Las siete causas de los divorcios actuales

Que un matrimonio sea cosa de tres -como dijo Lady Di en su día- sigue siendo el motivo más habitual de las rupturas. Pero hay otras causas, derivadas de la forma de vida actual que también conducen a la separación. Entre las siete que detallamos, las tecnológicas, familiares e incluso otras que radican en la búsqueda de una espiritualidad diferente.

‘Smartphones’ delatores
Mucho cuidado, porque pueden convertirse en espías que llevamos en el bolsillo. Los ‘gadgets’ y las nuevas tecnologías pueden jugar malas pasadas. El abogado matrimonialista Sergio Domínguez recuerda el caso de una clienta mexicana que oyó lo que no debía. «Hablaba con su marido por teléfono y se despidieron. Él se había comprado un ‘smartphone’ de los que se apagan pasando el dedo por encima. Creyendo que había colgado, se lo guardó. Después había quedado con una amiga íntima. Cuando volvió a cogerlo, el teléfono estaba caliente». Quizá porque su mujer, al otro lado, echaba humo. Fue el principio del divorcio.
Cuando la mascota es el rey de la casa
Determinados animales pueden convertirse en el mejor amigo del hombre, pero también en un engorro para el matrimonio. Sobre todo, en casos como el que explica Ángel Palomino, director del bufete de abogados Palomino Bueno, de Madrid. «Recuerdo una demanda de divorcio que presentó una mujer cuyo marido era adiestrador de delfines. Se comunicaba con ellos por medio de silbidos, y en casa utilizaba el mismo sistema con sus hijos y su mujer. Por supuesto, esta no lo aguantó». No hace falta tener un delfín para verse envuelto en situaciones así. Según la psicóloga Mª Jesús Comellas, la relación que en ocasiones se desarrolla con las mascotas, como los perros, puede llegar a ser de carácter paterno-filial. «Se tiende a humanizar el animal, a pensar que nos entiende y que nos escucha, cuando en realidad no es así. En consecuencia, acaba invadiendo nuestro espacio vital, y luego cuesta mucho sacarlo. Esto interfiere en la vida sentimental. Hay que saber poner cada cosa en su sitio», explica. «Se han producido casos en los que se ha pretendido establecer régimen de visitas para perros, y juicios destinados a obtener su guardia y custodia», añade Palomino.
Demasiadas suegras
Dicen que madres no hay más que una. Pues lo mismo debería pasar con las suegras. Porque Yolanda se encontró con tres, lo que hizo saltar por los aires su matrimonio. «Al principio pensé que podría con la carga que llevaba: tres hijos de dos matrimonios diferentes, uno de 11, otra de seis y otro de un añito. Pero con lo que no contaba es con que tendría, además, tres suegras». Concretamente, la madre del que fue su marido durante dos años y las abuelas maternas de los tres retoños. Este tipo de situación es cada vez más frecuente en España, pues a tenor de cifras hechas públicas por el INE, a comienzos de 2013 vivían en nuestro país 234.587 familias en las que al menos uno de los miembros de la pareja tenía hijos de una relación anterior, representando el 3,6% de los hogares formados por pareja e hijos. Según el Instituto de Estadística de Cataluña, la incidencia de divorcios en los ‘recasados’ es aún mayor que en los que se estrenan.
A menos Facebook, mejor matrimonio
«Era una relación a distancia. Todo iba bien hasta que empezó a vigilarme por Facebook… Un día le escribió a un conocido para preguntarle qué relación tenía conmigo. Fue la gota que colmó el vaso y rompí con él». Que las redes sociales pueden afectar a la pareja no es una impresión, ni un caso aislado como el de María, cantante madrileña de 30 años. Es, también, la conclusión a la que ha llegado Pilar Cunchillos con los casos que han pasado por su despacho: «Es por el poder que dan a la hora de contactar con terceras personas y relacionarte. Son una nueva forma de causa para la ruptura». Lo confirma el resultado de un estudio llevado a cabo por la Universidad Pontificia Católica de Chile y la de Boston en sus regiones: un 20% más de perfiles en Facebook se asocia con un aumento de los divorcios de hasta el 4,32%. Y siguiendo las mismas encuestas, quien carece de cuenta en esta red social es un 11% más feliz en su matrimonio que aquel que tiene una fuerte dependencia de la misma, lo que se traduce en que la consulta, al menos, una vez cada hora.
La espiritualidad llevada al extremo
La catalana Mercedes C. siempre supo que su marido tenía un punto espiritual, pero nunca pensó que un día el alto ejecutivo de una empresa de transporte marítimo con el que llevaba cinco años casada le diría que quería hacerse monje budista. «Cuando el budismo se puso de moda con tanto actor convertido, empezó a irse de retiro una semana de vez en cuando, lo cual a mí me sabía a cuerno quemado, porque me dejaba sola con la niña. Además, viajaba mucho y apenas pasaba tiempo con nosotras». Antes, su ex había vivido en diferentes países asiáticos y africanos. La abogada matrimonialista Pilar Cunchillos, con 35 años de trayectoria, advierte: «Residir en diferentes ciudades por cuestiones laborales, algo cada vez más frecuente, obliga a buscar una nueva forma de estructurar la vida de la pareja. Sobre todo cuando hay hijos, con frecuencia también se convierte en causa de ruptura».
La higiene, causa eterna
La halitosis, principal inhibidor físico de la líbido según informes recientes, es una causa de ruptura muy antigua. Igual que la higiene personal. Lo que llama la atención, por tanto, es que hoy en día ambas continúen acabando con gran número de parejas. De hecho, en Gran Bretaña la falta de jabón es el primer motivo de divorcio, seguido de la nula cooperación en las labores domésticas. Aquí, en España, Isabel M., enfermera de 62 años, se separó de su marido porque «era muy dejado». «Me molestaba hasta cómo tiraba de la cadena», remata.
El lujo no compartido
Una segunda residencia en la playa o la montaña, joyas, cenas en los mejores restaurantes y, por supuesto, un todoterreno cuanto más grande, mejor. El ‘boom’ económico de la España precrisis, con dinero a espuertas en bolsillos que nunca habían estado tan llenos, provocó rupturas porque alguno de los miembros de la pareja no se adaptó a su nueva situación. Y ante los abogados se han esgrimido causas como esta: «Lo que más molestaba a la esposa era que él no le permitía tocar su todoterreno de lujo, tres veces mayor que el utilitario de ella».

¿Una boda «de princesa» es preludio de divorcio?

Thomas Carlyle, defensor en el siglo XIX del vasallaje y la esclavitud, famosamente apodó a la economía “la ciencia lúgubre”. Para probar que estaba equivocado, profesores de economía en décadas recientes han abordado temas provocadores y candentes, como la relación entre el aborto legal y las ETS, entre las ganancias en las partidas de póker y los recibos de cenas, entre la revolución sexual y las bodas de última hora, sin mencionar los múltiples libros sobre temas bizarros de los autores de “Freakonomics”.

Recientemente, dos profesores de economía en la Emory University decidieron explorar la asociación entre lo que se gasta en una boda (incluyendo el precio del anillo de compromiso) y la duración de los matrimonios, entre más de 3.000 encuestados que han estado alguna vez casados.

¿El brillante que costó dos meses de sueldo y una boda de cuento garantizan un final feliz? Sus hallazgos son intrigantes. Aunque se negaron a especular en el artículo, “A Diamond Is Forever and Other Fairy Tales: The Relationship between Wedding Expenses and Marriage Duration”, ofrecieron posibles explicaciones a sus descubrimientos a un periodista de la CNN:

“Podría ser que las parejas que tienen… (bodas baratas) son el tipo de pareja perfecta el uno al otro”, dijo el Profesor Hugo M. Mialon, coautor del estudio con Andrew M. Francis.

“O podría ser que tener bodas no caras alivia a las jóvenes parejas de cargas económicas que podrían tensar su matrimonio”, dijo.

Personalmente no veo ninguna conexión entre “una boda barata” y “una pareja perfecta”, pero es verdad que comenzar la vida matrimonial con una deuda masiva proveniente de una boda espectacular puede añadir tensión a la adaptación que implica una vida en común, especialmente si la parte espectacular fue idea de ella y él ahora se enfrenta a regañadientes a un año de sumisión para pagar los penosos excesos que no significaron nada para él.

Pero esta no es la razón principal del porqué las celebraciones baratas con muchos, muchos invitados están asociadas a matrimonios más perdurables, mientas que las bodas que cuestan más de 20.000 dólares están asociadas a un mayor riesgo de disolución del matrimonio.

Esta cita de autor desconocido da a entender, según yo, la razón que subyace en los hallazgos de los economistas:
Soñé con una boda de una gran elegancia, una iglesia llena de familia y amigos. Le pregunté a él qué tipo de boda deseaba. Y él dijo, una que me haga tu esposo.

¡Ay! ¿La industria de las bodas tiene la culpa de las inapropiadas prioridades que impulsa el precio promedio de una boda (para una encuesta anual por theknot.com) de 29.858 dólares en 2013? Los autores citan el impacto del eslogan De Beers “un diamante es para siempre” y fotos de cuentos de hadas en la revista “Bride” por redefinir lo que las novias esperan de los anillos de compromiso y las bodas.

La publicidad ciertamente contribuye al crecimiento en Estados Unidos de los ingresos en la industria de las bodas, que superaron los 50.000 millones de dólares en 2014. Pero es como preguntar: ¿Qué es primero, las divas de la boda o David Tutera? Un par de episodios de “Una boda perfecta” son suficientes para ver que su papel sólo es hacer que las fantasías de los clientes respecto a sus bodas se haga realidad.

A continuación algunos de los descubrimientos de los autores:

Según estos hombres, “gastar entre 2,000 y 4,000 dólares en un anillo de compromiso está asociado con 1.3 veces mayor riesgo de divorcio comparado a gastar entre 500 y 2,000 dólares”. Sin embargo, comprar un anillo que cuesta más de 8,000 dólares disminuye significativamente el riesgo de divorcio para ambos, hombres y mujeres. Uno se sentiría tentado a concluir que un costoso anillo es evidencia de no tener preocupaciones económicas y que eso es la causa de matrimonios más duraderos. Pero cuando miramos los costos de una boda, encontramos la proporción contraria entre la cantidad gastada en la boda y la duración del matrimonio.

España, uno de los países con mayor tasa de divorcios

«Sí, quiero». Tras estas dos palabras, muchas parejas inician una nueva vida. Un matrimonio que, en muchas ocasiones, no funciona lo bien que se esperaba y que suele acabar en divorcio. Aprovechando la funcionalidad del periodismo de datos, el portal ‘Business insider’ ha elaborado un mapa gráfico donde se muestran las tasas de divorcio de los diferentes países, en el que España se sitúa como uno de los primeros en la lista, en el quinto puesto, con un 61% de rupturas de pareja.

En Europa, mayor fracaso matrimonial

Pese a que los datos españoles son alarmantes, no son los más altos. Bélgica lidera la lista, con un 71% de divorcios, seguido de Portugal, Hungría y República Checa, todos ellos por encima del 65%. Se observa, por lo tanto, una tendencia al alza de las rupturas matrimoniales en Europa, donde 9 de los 10 primeros países de la lista pertenecen al viejo continente. Estados Unidos y Rusia se aproximan a esta tendencia, con un porcentaje de separaciones superior al 50%.

En el otro lado de la balanza se encuentran países centro y sudamericanos, donde el factor religioso se convierte en un motivo de peso a la hora de mantener estables los matrimonios. La lista la cierra Chile, un país altamente católico, donde la cifra se coloca en un 3%.

Hay que destacar que los datos obtenidos son de diferentes años, obtenidos entre el 2001 y el 2013. Pese a la variedad de datos que ofrece el mapa, la información resulta incompleta,debido a la ausencia de la mayoría de países africanos y algunos sudamericanos y asiáticos, como Argentina, Índia o Pakistán.

El supremo deniega una custodia compartida porque la conflictividad entre los padres perjudica al hijo

El Tribunal Supremo ha decidido denegar una custodia compartida porque la conflictividad entre los padres puede acabar perjudicando al hijo y rechaza el recurso de casación interpuesto por el padre contra la sentencia de la Audiencia Provincial de Sevilla que confirmó la concesión de la custodia a la madre.
La pareja contrajo matrimonio en 2007 y el marido presentó demanda de divorcio antes de que naciera el hijo en 2009. El Tribunal Supremo afirma que las sentencias de primera y segunda instancia reconocen que ambos progenitores están capacitados para ostentar la guarda y custodia del menor.
Sin embargo, señala que la sentencia del juzgado de Dos Hermanas valoró la conflictividad entre los progenitores como perjudicial para el interés del menor, lo que desaconseja la custodia compartida.
La sentencia explica que la madre presentó ante la Sala de lo Civil un auto de modificación de medidas para acreditar la situación de enfrentamiento, documental que no fue admitida por no tener relación con el recurso, en el que se fijaba el domicilio de los abuelos paternos como lugar de entrega y se suprimían los contactos telefónicos del padre con el menor por unas llamadas telefónicas que la juzgadora entendió como agresivas, motivo por el que se dedujo testimonio al juzgado de violencia contra la mujer.
La Sala de lo Civil reitera su doctrina sobre la custodia compartida que «debe estar fundada en el interés de los menores que van a quedar afectados por la medida que se va a tomar».
Recuerda que no se trata de «una medida excepcional», sino que al contrario, «habrá de considerarse normal e incluso deseable» porque permite que sea efectivo el derecho que los hijos tienen a relacionarse con ambos progenitores, aun en situaciones de crisis, siempre que ello sea posible y en tanto en cuanto lo sea».
En esta sentencia, el Tribunal Supremo declara por primera vez que la custodia compartida en caso de divorcio conlleva como premisa «la necesidad de que entre los padres exista una relación de mutuo respeto que permita la adopción de aptitudes y conductas que beneficien al menor, que no perturben su desarrollo emocional y que pese a la ruptura afectiva de los progenitores se mantenga un marco familiar de referencia que sustente un crecimiento armónico de su personalidad»

Divorcios «a golpe de clic»

Una mujer presentará una demanda de divorcio a partir de las pruebas encontradas a través de una aplicación online que descubre si tu pareja es infiel o no.

En el complejo mundo del amor debes tener claras dos premisas: una, no ser infiel, y dos, si lo eres, tratar de al menos no ser descubierto. Pero algo tan sencillo resulta una utopía cuando de alardear se trata, convirtiendo históricamente al «bocazas» en la principal causa de sorpresas desagradables. Sin embargo, hasta los asuntos del corazón han entrado de lleno en el siglo XXI, quedando a merced de las nuevas tecnologías que encuentran un filón en las preocupaciones de las parejas.

De esta forma nació Qoqoriqo, una aplicación online (también disponible para móviles) que permite descubrir si tu media naranja es infiel o no. Cualquier usuario que sospeche solo deberá introducir la dirección de correo electrónico y el número de teléfono móvil de su pareja, con el objetivo de buscar si otros u otras ya realizaron la misma comprobación anteriormente. Así, el programa conecta directamente a las víctimas que están saliendo con una misma persona sin saberlo, dejando en una posición muy comprometida al adúltero.

Primer caso de divorcio
Una «eficacia» en los resultados que los propios responsables de Qoqoriqo están ejemplificando en el caso de una mujer mexicana que presentará una demanda de divorcio basándose en las evidencias encontradas a través de la aplicación. La protagonista, que responde al nombre de García, sabedora de que la infidelidad es un argumento válido para un expediente de divorcio en México, afirma que «desea obtener la custodia de los niños, conservar la casa, tener acceso a una pensión compensatoria y recibir apoyo monetario para sus dos niñas».

Según el propio programa, García empezó el rastreo de su marido a principios de año y en tan solo dos meses ya había reunido pruebas suficientes para acudir ante un tribunal el próximo mes de junio. La documentación que presentará es todavía un secreto, pero podría incluir fotografías, llamadas al móvil, mensajes de texto o correos electrónicos intercambiados entre su esposo y otras mujeres.

Pensión alimentaria hasta los 31

La crisis, aseguran varios despachos de abogados de familia, ha multiplicado las demandas de padres e hijos que se denuncian entre sí alegando, los primeros, que al quedarse en paro o haberles recortado el sueldo no son capaces de pagar la pensión alimentaria fijada tras el divorcio, y, los segundos, que la tasa de desempleo juvenil en España —la segunda más alta de Europa, solo por detrás de Grecia— les impide encontrar un trabajo para valerse por sí mismos. En el último año varias sentencias han obligado a padres divorciados a seguir pagando esa pensión a hijos de incluso 30 años debido a la complicada situación económica.

El Código Civil no especifica una edad máxima para que un hijo siga recibiendo dinero de su progenitor. Sí establece las causas que eximen del pago de esa pensión: que el padre carezca de ingresos suficientes; que el hijo pueda ejercer un oficio que le garantice la subsistencia o que su falta de ingresos provenga de “mala conducta o falta de aplicación al trabajo”.

“Lo normal era que esa pensión se extinguiera cuando el hijo finalizaba sus estudios, con una prórroga hasta que encontrara trabajo, 26 años máximo”, explica Ana Sanz, de Aba Abogadas. En ese sentido, una muy citada sentencia del Tribunal Supremo de 2001 denegó la pensión alimentaria a dos hermanas de 26 y 29 años, licenciadas en Derecho y Farmacia, alegando que mantenerla “sería favorecer una situación pasiva de lucha por la vida que podría llegar a suponer un parasitismo social”.

Pero el mismo Tribunal Supremo acumula este año varias sentencias sobre la obligación del progenitor de seguir pagando una pensión a hijos mayores de edad. Así, el pasado 12 de julio obligó a un padre a volver a pagar a su hija una pensión alimentaria porque, pese a tener 27 años y una titulación profesional (maestra de educación especial), carecía de trabajo e ingresos suficientes para ser independiente. Otra sentencia del pasado enero recordaba la obligatoriedad de pagar esa pensión cuando la situación de dependencia “no es imputable” al hijo. Por ejemplo, cuando no encuentra trabajo porque la crisis ha disparado el paro.

EN CASA HASTA LOS 29.
«Es muy frecuente que cuando un padre divorciado rehace su vida y tiene hijos menores a su cargo fruto de una nueva relación, pida al juez dejar de pagar su anterior vida», explica la abogada Isabel Gozalo. «Pero al derecho no le importa que se haya casado de nuevo. Eso no elimina la obligación de alimentar a los hijos del primer matrimonio. Con la crisis han aumentado este tipo de procedimientos en los juzgados y también los abusos, por eso ahora es frecuente que el juez imponga el pago de costas a la parte que abusa, algo que antes no ocurría casi nunca».

Estos son los argumentos de los jueces que han prolongado esas pensiones más allá de la mayoría de edad.

Penoso mercado laboral” y pensión hasta los 31. Ángel (nombre falso) pidió en el juzgado de Arcos de la Frontera (Cádiz) dejar de pagar una pensión de 500 euros al mes a Elena (nombre falso), la hija de su primer matrimonio, que ahora tiene 29 años. Ángel, que hoy tiene tres hijos menores fruto de otra relación, “aguantó pagando hasta el pasado enero”, señala su abogado, Fernando Osuna. “Es decir, abonó la pensión durante 21 años desde que se divorció. Pero hoy entiende que ese dinero no ayuda a que su hija termine la carrera [psicología] y encuentre un trabajo, sino todo lo contrario. Es un incentivo para que sea una zángana”.

La justicia no le ha dado la razón. El juez admite “la indudable tardanza” de Elena a la hora de terminar la carrera y recuerda que la mujer “no ha probado circunstancias extraordinarias que justificaran ese evidente retraso”. Añade, además, que el “desinterés por completar la formación es un factor de primer orden” a la hora de analizar si procede la supresión de la pensión alimentaria. Pero a continuación el juez argumenta que hoy en día es normal que una persona de 29 años no sea independiente económicamente. “La incorporación de los jóvenes al mercado laboral en la época actual es extraordinariamente penosa y las actuales circunstancias socioeconómicas, especialmente en el ámbito de este partido judicial [la tasa de paro en Cádiz es la más alta de España, el 41,26%] convierten en casi imposible para un joven menor de 30 años la búsqueda de un empleo que resulte suficiente para subvenir a sus necesidades”.

El juez recuerda que el padre de Elena tiene varios coches, entre ellos un BMW, “que apuntan a cierto desahogo patrimonial” y rechaza que alegue la existencia de otras hijas menores para dejar de pagar la pensión a la primera: “Optó por conducir su vida de esa manera (…) y todos los hijos tienen el mismo derecho de alimentos en relación con su progenitor”.

Ángel va a recurrir la sentencia que le obliga a pagar 500 euros al mes a su hija dos años más, es decir, hasta los 31.

400 euros de pensión, 30 años. La Audiencia Provincial de A Coruña obligó el pasado julio a Amador (nombre falso) a pagar una pensión de 400 euros al mes a su hija Clara, de 30 años, a la que no veía desde 1990, cuando falleció su mujer. Clara, que tenía entonces siete años, se fue a vivir con el abuelo materno. Al morir su abuelo y dejar de cobrar ella la pensión de orfandad por su madre, Clara demandó a su padre en 2005 solicitándole una pensión alimentaria. “El juzgado le condenó a pasarle 500 euros al mes, pero él se negó y hubo que embargarle la cuenta”, recuerda su abogada, Rosalía Bello. El pasado 20 de febrero, Amador demandó a su hija para dejar de pagarle argumentando que ya había cumplido 30 años, que había terminado sus estudios universitarios y que, en cualquier caso, no tenía relación con ella y no veía justo “tener que pagar unos alimentos por el mero hecho de ser familiar”.

Pero la Audiencia Provincial dio la razón a la hija argumentando que, pese haberlo intentado —presentó 20 contratos laborales de los que solo tres superaban el mes de duración—, Clara “no tiene una posibilidad concreta de encontrar un trabajo que le permita una independencia económica”. El padre había apoyado su recurso en la sentencia del Supremo del año 2001 que alertaba del peligro de “parasitismo social”.

La Audiencia Provincial respondió que esa misma sentencia del alto tribunal recuerda que el artículo 3.1 del Código Civil establece que las normas deben aplicarse “atendiendo a la realidad social del tiempo en que han de ser aplicadas” y que la situación de 2001 era de “pujanza económica” mientras que ahora una “profunda crisis” ha provocado altas tasas de paro. “Un título universitario no es garantía de encontrar trabajo”, dice la sentencia, y hoy, tener 30 años y estar sin empleo “no puede considerarse parasitismo social”. “Por desgracia”, añade el tribunal, “son conocidos los casos de matrimonios jóvenes con hijos pequeños que se ven obligados a recogerse en casa de sus ancestros, a su costa, por hallarse en desempleo, o jóvenes independizados que ahora vuelven a casa de sus padres porque no pueden pagar el alquiler”.

La Audiencia provincial condenó al padre a pagar una pensión de 400 euros al mes a su hija y sin límite de tiempo. “Mientras no encuentre un trabajo, precisará alimentos”. Hoy Clara tiene 31 años, está en paro y cobra esa pensión.

El desconcierto de un ecuatoriano. El pasado 26 de septiembre, Enrique (nombre falso) se llevó una buena sorpresa al perder la demanda que le había puesto su exmujer por no pagarle la pensión alimentaria a sus hijos, de 18 y 20 años. “Él es ecuatoriano y le costaba mucho entender que tuviera que mantener a los chicos mayores de edad porque decía que él, con 14 o 15 años, ya se estaba buscando la vida y le parecía muy raro que en España, con esa edad siguieran siendo dependientes económicamente”, recuerda una de las abogadas del caso, Margarita Pastor. El juez estableció en 450 euros (225 para cada uno) la pensión que debía pasarles.

Dislexia o desinterés. En noviembre de 2010 el juzgado de primera instancia 71 de Madrid condenó a un padre a pagarle a su hijo de 24 años una pensión alimentaria de 850 euros al mes. Pedro (nombre ficticio) estudiaba cuarto de Ciencias de la Actividad Física y segundo de Fisioterapia. Su madre alegó que Pedro necesitaba esa ayuda porque la dislexia que padecía le había retrasado en sus estudios. El padre aseguró que ese retraso “no se debe a una pretendida dislexia sino a una falta de aplicación y desinterés”. Padre e hijo presentaron sendos informes periciales, el primero, de un especialista que explicó que se le había detectado la dislexia a los siete años y que tenía dificultades “narrativas de comprensión”. El informe pericial presentado por el demandado argumentaba que ser disléxico “no es incompatible con ser inteligente”. El juez concluyó, en cualquier caso, que no era “desproporcionado” seguir estudiando una doble titulación a los 24 años y que además, el padre, ginecólogo y propietario de una consulta privada, tenía medios suficientes para seguir pagándole esa pensión a su hijo.

En un divorcio hay que dejar claro a los niños que ellos no son los culpables

Los divorcios nunca son fáciles. La ruptura de una pareja es dolorosa y dura, hay sentimientos encontrados, ataques verbales, desacuerdos,… El primer año es la peor parte. En España, de cada cinco matrimonios tres acaban separándose al cabo del tiempo.

Si hay hijos de por medio, son los que más sufren. En muchas ocasiones, las parejas se olvidan de que los niños no entienden por qué sus papás han dejado de quererse, y es aun peor si las discusiones y los enfrentamientos son continuos.

El psiquiatra forense José Cabrera recomienda ponerse en manos de un psicólogo en caso de ruptura de la relación “que ayude a gestionar y entender los sentimientos y emociones que en muchas ocasiones llevan a serios problemas entre la pareja.

De la misma opinión es el psicólogo Javier Urra, que asegura que la clave para conseguir llegar a un acuerdo y no ‘matarse’ en el intento está en separarse “antes de que el rencor, el odio y la frustración los destruya todo».

La psicóloga Irene López-Assor cuenta que la decisión de separarse no es ni mucho menos fácil y tiene que estar muy bien pensada y planteada ya que no solo se rompe una historia de pareja, sino que “es la familia lo que se rompe y con ello los sueños de familia, que son muy superiores a los de la pareja”.

También recomienda la figura del mediador si no se encuentra un acuerdo entre los miembros de una pareja porque ve la situación de manera objetiva y consigue resolver muchos de los conflictos.

Esta experta apunta a que el principal error que se comete es “culpar al otro” a pesar de que es algo de dos siempre.

“Debemos entender que nuestra pareja y padre o madre de nuestros hijos, ha sido importante en nuestras vidas, debemos de reconocer lo bueno que nos ha dejado y pasar el periodo de duelo, que es aproximadamente un año cuando se tienen hijos, entendiendo que nos guste o no vamos a estar vinculados el resto de nuestras vidas, por ser los progenitores de nuestros descendientes”.

Contárselo a los hijos dejándoles claro que no es por su culpa
Los niños, ya sean muy pequeños o adolescentes, tienden hay responsabilizarse de los baches que pasan sus progenitores. López-Assor señala que hay que aclararles que en ningún caso es culpa suya y siempre hay que dejar claro desde el principio que es un “tema de adultos y de la pareja, y que ellos, los niños son maravillosos”.

Con los más peques siempre es más fácil de contar ya que se puede hacer o exponer mediante dibujos, “siempre esperanzadores”, y quitando el mayor drama posible a la situación.

Mayor problema es contárselo a los adolescentes ya que se encuentran en una etapa donde no entienden los cambios sociales y corporales que ocurren en su vida. “Un divorcio a estas edades puede afectar más de la cuenta y sobre todo de cara a la edad adulta”, explica la psicóloga.

Nunca, y esto hace hincapié López-Assor, que catalogar a los padres «el bueno», «el malo», «el permisivo», «el recto». Las etiquetas son negativas porque limitamos a los niños y les ponemos en disposición al prejuicio de su progenitor.

Millonario divorcio en Inglaterra: Juez otorga US$ 530 millones a esposa de financiero

LONDRES.- El Tribunal Superior británico dictaminó este jueves que Jamie Cooper-Hohn, esposa del financiero Chris Hohn en proceso de separación, tiene derecho a quedarse 337 millones de libras (530.586.766 dólares) de la fortuna de ambos, una de las sumas más altas alcanzadas en un caso de divorcio en Inglaterra. Tras 17 años de matrimonio, los dos responsables de la organización caritativa The Children’s Investment Fund Foundation («Fundación Fondo de Inversión para la Infancia») batallan en los tribunales por el reparto de un capital de más de 700 millones de libras (US$ 1.104.868.913). Se trata de la mayor cifra que se ha divulgado hasta ahora en Inglaterra en un proceso de divorcio, si bien podrían haberse alcanzado sumas mayores en acuerdos que no han salido a la luz pública, relataron expertos legales a la agencia local «PA». Los abogados de la estadounidense Cooper-Hohn, de 49 años, habían reclamado la mitad de la fortuna que amasó el matrimonio, mientras los representantes de Hohn, de 48, habían ofrecido entregar un cuarto de esos activos, bajo el argumento de que él contribuyó más que su esposa a aumentar la riqueza de ambos. El financiero, hijo de un mecánico y una secretaria y graduado por la Universidad inglesa de Southampton, acumuló su fortuna trabajando como responsable de un fondo de alto riesgo. El matrimonio fundó en 2002 una fundación que se define como una «organización filantrópica independiente» dedicada a «transformar las vidas de los niños pobres y vulnerables de los países en desarrollo». Tras escuchar la sentencia en la sala dedicada a Familia del Tribunal Superior británico, los abogados de Cooper-Hohn indicaron a los medios que su clienta valora la posibilidad de recurrir el fallo. Los representantes de Hohn, en cambio, aseguraron que el financiero está deseando «seguir adelante» con su vida y lamenta que «su mujer no». El caso ha recordado en los medios británicos a otro de los divorcios récord que se han dado en el Reino Unido en los últimos años, el del oligarca ruso Boris Berezovsky, fallecido en 2013 y que hace tres años llegó a un acuerdo de separación con su exmujer por valor de unos 200 millones de euros.

Las parejas españolas que se separan habían vivido juntas una media de 15,5 años

Canarias y Cataluña fueron en 2013, igual que el año anterior, las comunidades autónomas con más divorcios, separaciones y nulidades matrimoniales en función de su población, en tanto que Extremadura fue la autonomía con menos rupturas de pareja. Las nulidades, separaciones y divorcios se adscriben a las comunidades según el órgano judicial que dicta la sentencia y no del lugar de residencia o de nacimiento de los cónyuges. Esa es una de las conclusiones de la Estadística de Nulidades, Separaciones y Divorcios que este miércoles publica el Instituto Nacional de Estadística (INE) y que refleja que el pasado año se produjeron un total de 100.437 sentencias de ese tipo. Esa cifra supone un incremento del 0,8% respecto a 2012, cuando se registró el dato más alto desde 2008. El organismo informa de que debido a cambios metodológicos, muchos de los datos de 2013 no pueden compararse con los de otros ejercicios. Por cada 1.000 habitantes hubo 2,1 rupturas en España, una tasa que superan Canarias (3,0) y Cataluña (2,5). También están por encima la Comunidad Valenciana (2,4), Baleares (2,3), Asturias y Madrid (2,2 en cada caso), al igual que las ciudades autónomas de Ceuta (2,8) y Melilla (2,3).

En la media nacional está Andalucía y por debajo Murcia, Cantabria, Galicia y La Rioja (2 casos por cada mil habitantes), País Vasco, Navarra, Castilla-La Mancha, Castilla y León y Aragón (1,7) y, en último lugar, Extremadura (1,4). En términos absolutos, Cataluña aparece en primer lugar, con 18.484 disoluciones matrimoniales. Son casi 1.500 menos que en 2012 (19.899), en buena parte debido al descenso de la población. A continuación aparece Andalucía, con 17.477 rupturas, cuando el año anterior se produjeron 20.450. Le siguen Madrid, con 13.913 (por 15.387 de 2012), y la Comunidad Valenciana, con 12.060 (frente a 12.834). En el caso de Canarias sí se ha producido un incremento en términos absolutos, al pasar de 6.006 a 6.363. La Rioja (633) y Navarra (1.102) son las autonomías con menor cifra total de rupturas. Duración media de los matrimonios. No ha variado mucho respecto al año anterior. Las parejas permanecen juntas una media de 15,5 años, un periodo algo menor en el caso de las que se disuelven por divorcio (15,2 años) y bastante más largo en el caso de las separaciones (20,8 años). El INE destaca que tres de cada diez divorcios se produjeron tras veinte años de matrimonio y dos de cada diez tras convivir entre cinco y diez años. En el caso de las separaciones, el 48,2% estuvo junto más de veinte años y el 15,6%, entre cinco y diez años. Edades. En la mayoría de los divorcios entre personas de distinto sexo los hombres tenían entre 40 y 49 años y las mujeres entre 30 y 39, mientras que en las separaciones, la edad más común fue entre 40 y 49, tanto en hombres como en mujeres. De esta forma, la edad media de las mujeres cuando deciden romper la pareja es de 42,3 años y la de los hombres, de 44,8. Concesiones de custodia compartida. La cifra aumentó hasta el 17,9%, frente al 14,6% de 2012. La custodia de los hijos menores fue otorgada a la madre en el 76,2 % de los casos (79,6% en 2012), frente al 5,5% de las ocasiones, en las que la obtuvo el padre y el 0,3%, que se otorgó a otras instituciones o familiares. El 42,8% de los matrimonios que se separaron no tenían hijos menores o mayores dependientes y el 48% los tenía menores de edad. El 4,1% tenía hijos mayores de edad dependientes económicamente y el 5,1% menores de edad y mayores dependientes. Casi una de cada tres parejas que se separó, el 27,7%, tenía un sólo hijo. Pensiones. En el 57,2% de los casos se asignó una pensión alimenticia que, en el 81,5% de las ocasiones correspondió pagar al padre, en el 4,8% a la madre y en el 13,7% a ambos. En el 10% de las sentencias se fijó una pensión compensatoria que en nueve de cada diez casos fue asignado al esposo. Tipo de ruptura. Del total de rupturas de 2013, los divorcios (95.427) supusieron el 95%, seguidos muy de lejos por las separaciones (4.900, el 4,9%), y las nulidades (110), el 0,1% restante. El INE señala también que el 75,8% de los divorcios y separaciones que se produjeron el pasado año fue de mutuo acuerdo. Duración de los procedimientos. El 75,5% de las demandas de divorcio se resolvió en menos de seis meses, un porcentaje que en el caso de las demandas de separaciones se elevó hasta el 84,2%. La duración media de los procedimientos es de 4,5 meses (2,9 en el caso de los de mutuo acuerdo y 9,6 en los contenciosos). Nacionalidades. El 84,3% del total de nulidades, separaciones y divorcios registrados en 2013 se produjo entre cónyuges españoles, mientras que en el 10,3% de los casos uno de ellos era extranjero y el en 5,4% los eran los dos. Estado civil anterior. Cuando contrajeron matrimonio, la mayoría de los cónyuges eran solteros, si bien en el caso de los hombres el 6,9% era divorciado y el 0,6% viudo, porcentajes que en el caso de las mujeres son del 6% y del 0,4%.

La custodia compartida ya se concede en el 17,9% de los casos

La custodia compartida de los hijos se abre paso en España. Esta opción se concedió en el 17,9% de las rupturas de parejas con menores registradas en 2013 frente al 14,6% del año anterior, según los datos que ha publicado este miércoles el Instituto Nacional de Estadística (INE). El crecimiento ha sido de ocho puntos en cinco años.

El incremento de la corresponsabilidad parental discurre paralelo al retroceso de la custodia materna. Aunque el cuidado de la madre sigue siendo mayoritario (76,2%), cae más de tres puntos en un año (79,6% en 2012). Esta tendencia, sin embargo, no se traduce en un incremento de la custodia paterna, que apenas crece (5,5%, solo un 0,3% más)

¿A qué responde el aumento de la custodia compartida? Existen varios factores que explican la evolución del escenario de la responsabilidad de la pareja en el cuidado de los hijos. Pilar Marco, responsable de la Unión Estatal de Asociaciones y Federaciones por la Custodia Compartida destaca tres motivos.

El primero es el giro impulsado por el Tribunal Constitucional en una sentencia de octubre de 2012, que se va traduciendo en un progresivo cambio de postura entre los jueces, más favorable hacia la corresponsabilidad. Hasta entonces, si no había acuerdo entre los padres, los magistrados no podían conceder la custodia compartida sin el informe favorable de la fiscalía. Es decir, la opinión del ministerio público prevalecía frente al juez. El Constitucional acabó con esta situación que, entendía, rompía el “principio de exclusividad” de jueces y magistrados. “Esto supuso un cambio de mentalidad en la Justicia”, señala Marco, que también se refiere a manifestaciones en la misma dirección del Tribunal Supremo.

A esta circunstancia añade los usos sociales. “Si cuando somos pareja en la mayoría de las familias se tiende a la corresponsabilidad en el cuidado de los hijos, ¿Por qué ha de cambiar esto tras la ruptura?”, se pregunta la responsable de la entidad. “No es justo ni para los niños, ni para los padres, ni para las madres”. Marco añade un tercer factor: desde el año 2010 distintas comunidades autónomas han impulsado leyes que contemplan la custodia compartida como norma general. Primero fue Aragón, y detrás llegaron la Comunidad Valenciana, Cataluña o Navarra.

En el ámbito estatal, el Gobierno tiene pendiente la presentación del proyecto definitivo para la reforma de la custodia compartida, que se ha retrasado por la dimisión del exministro Alberto Ruiz-Gallardón. De momento, el Consejo de Estado ha rechazado imponer esta solución si los padres no lo piden.

La estadística anual del INE sobre nulidades, separaciones y divorcios también recoge que durante el año 2013 se produjeron un total de 100.437 sentencias, lo que supuso una tasa de 2,1 por cada 1.000 habitantes (en la media europea). El INE ha alterado la metodología en la recogida de información. “Antes se sobreestimaban indicadores”, indica un portavoz del organismo estadístico. Por lo que la comparación con valores pasados solo es válida si los datos de 2013 se contabilizan con los criterios empleados hasta ahora. De acuerdo con este patrón, los datos de 2013 reflejan un ligero aumento de rupturas del 0,8%.

«Se mantiene la tendencia del ligero aumento de los últimos años», comenta Teresa Castro, del Centro de Ciencias Humanas y Sociales del CSIC. En 2012 la tasa creció un 0,1% y en 2011 un 0,3%. Los datos actuales están muy lejos de los peores años de la crisis económica, que estuvieron marcados por una importante caída en el número de separaciones o divorcios. En 2009 la tasa cayó en un 13,5% y en 2010 hubo un 10% menos de sentencias que el año anterior. En todo caso, Castro destaca que no se ha recuperado el patrón anterior a la crisis, que se caracterizaba por importantes aumentos de las disoluciones matrimoniales (el incremento anual en 2004 fue del 8,7%).

La investigadora del CSIC aporta otra reflexión. La información que ofrece la estadística del INE refleja las rupturas de matrimonios, pero durante los últimos años cada vez hay más parejas de hecho: el número de bodas ha caído un 27% en 10 años. Las rupturas de todas estas parejas no se reflejan en ningún registro, por lo que los datos del INE «ofrecen una visión parcial de las rupturas de pareja en España». Y como la reducción de la nupcialidad es una tendencia al alza, «cada vez nos quedaremos con una visión más parcial de las rupturas, lo que supone un problema para los demógrafos», explica.

Los datos del instituto de estadística también permiten definir un retrato robot de las rupturas. La vida media de los matrimonios es de 15,5 años. Los que menos duran son los que se extinguen con la nulidad (5 años), seguidos por el divorcio (15,2) y la separación (20,8 años de vida en común). Las mujeres suelen tener 42 años y los hombres 44 en el momento de poner fin a la vida en común. En la mitad de los casos (el 48%) tenían hijos menores de edad.